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Cómo ser un buen mando intermedio en una empresa IT

En este post profundizamos en la figura del mando intermedio, perfil que juega un papel importante en una empresa IT, y en cómo cumplir bien sus funciones.

Noemi Mercadé Freixas

Noemi Mercadé Freixas

Experta en Management

Lectura 9 minutos

Publicado el 4 de abril de 2022

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Qué es un mando intermedio

Seguramente conoces este término y aún más si formas parte de su comunidad.

A medida que las organizaciones crecen también aumentan en complejidad. Las compañías con estructuras horizontales están en auge, pero aquí no se trata de una cuestión de verticalidad sino de crecimiento sostenible y aporte de valor.

Tarde o temprano llega el momento en que los directivos no pueden estar conectados de forma directa con todos los empleados, sus respectivas tareas se alejan demasiado y la empresa precisa de una capa intermedia de profesionales que conecte los objetivos globales con el rumbo y acción de cada equipo / área.

Su punto de equilibrio es delicado y clave a la vez. Por ello, planteamos en este artículo desde las principales dificultades a afrontar hasta esas claves que te hacen brillar en tu posición.

Principales funciones de un mando intermedio en una empresa IT

En esta posición es vital cuidar y potenciar a su área de la empresa. Para lograrlo, no es viable quedarse restringido a una gestión de proyectos y tareas, pues el engranaje principal está formado por las personas que forman el equipo. Deducimos ya de entrada que la habilidad de liderazgo juega un gran papel.

Los directivos decidirán el rumbo de la empresa, pero es el mando intermedio quien traduce y hace tangible ese rumbo al definir objetivos SMART para su equipo. Una de sus grandes funciones pues, es la de velar por la coherencia entre los objetivos globales y los que define para sus equipos.

De forma natural, esos objetivos sólo se podrán cumplir si además se encarga de repartirlos entre sus empleados. Todos estarán aportando al objetivo común pero cada uno, cada sub-equipo se debe orientar a unas tareas concretas que van a enlazar los eslabones hacia esa meta.

Otra función muy importante que se desprende de todo lo anterior, es la de puente de diálogo entre todos los implicados. Ya no hablamos únicamente del flujo entre directivos y empleados, sino que añadimos a los clientes. Este nuevo flujo añade volumen y complejidad a las comunicaciones de este rol.

Cuidar a los empleados y ocuparse no sólo de su rendimiento sino de sus necesidades y bienestar no va a ser una tarea trivial y probablemente se convierte en uno de los mayores retos a superar para este profesional.

Dificultades que afrontas como mando intermedio

Autoridad

Si nos enfocamos al mundo IT, sabemos que el crecimiento natural de un programador o consultor es evolucionar hacia la gestión de proyectos y coordinación de equipos. Es decir, se puede dar la situación en la que los anteriores compañeros pasen a ser los miembros de su equipo y por tanto acabe liderando a sus anteriores compañeros.

Por experiencia, puede llegar a ser una situación incómoda, decidir cómo posicionarse, qué tono utilizar, seguir siendo uno más del equipo marcando a la vez el liderazgo y la autoridad para cumplir nuevos hitos.

Cuello de botella

Ya sabemos que la posición del mando intermedio, como su nombre indica, es la de encontrarse entre dos frentes: directivos y empleados.

Ser el nexo de unión, también genera un alto volumen de tareas, reuniones, toma de decisiones y retos que afrontar.
Es fácil que esta posición lleve a desequilibrar al profesional y se generen cuellos de botella en ambos sentidos.
Por ello, su entorno, su comunicación 360º es crucial para no encontrarse sólo frente las adversidades.

Tecnología retadora

Un reto muy específico de las empresas IT es que deben mantenerse formadas y en continua evolución tecnológica.

Sus colaboradores no pueden quedarse atrás en lo referente a innovación y tendencias, aprovechando el máximo valora que podrá aportar cada profesional en su área a la vez que adquiere nuevas habilidades.

Por supuesto, este es otro desafío para el mando intermedio, al tener que balancear la dedicación de sus equipos con el expertise que cada uno tiene en tecnologías específicas.

Imagen 0 en Cómo ser un buen mando intermedio en una empresa IT

Beneficios que aportan los mandos intermedios a la empresa

Si el mando experimenta las anteriores dificultades y tiene las funciones que hemos destacado, ya vemos de manera implícita los mayores beneficios que aporta a su organización.

Su posición específica, le otorga una perspectiva del puzle del negocio que nadie más tiene. Tomando consciencia de ello y siendo muy críticos, tiene el poder de detectar posibles mejoras en los procesos actuales y proponer sus propias soluciones.

Por otro lado, se convierte en la voz del empleado. Otro de sus poderes es el de actuar como amplificador de todo lo que repercute a su equipo, para lo bueno y para lo malo. Está en su mano el poder trasladar esas opiniones a la cúpula directiva y actuar como intermediario para llegar a situaciones beneficiosas para todos los implicados.

Qué se espera de ti como mando intermedio

Saber coordinar los recursos

La palabra recursos nunca ha sido de mi agrado pues no nos referimos sólo a recursos materiales sino también humanos. Hablaré pues de la importancia de saber empatizar con los miembros del equipo. Una de las habilidades más importantes es la de comprender a las personas que le rodean, sus motivaciones, sus bloqueos y sus oportunidades para brillar.

Aquí el profesional debe transformarse en el vehículo que acerca a los colaboradores, los directivos y los clientes hacia un resultado en el que todos se sientan ganadores.

Dotes de liderazgo y si no las tienes innatas, las entrenas

No hay duda que las habilidades de liderazgo se entrenan, como en cualquier otra área. En algunos casos se tendrá una base innata más sólida, pero sea cual sea el punto de partida, sólo hay una forma de ejercer un buen rol como mando intermedio y es el de entrenarse en liderar.

Hay una incongruencia ante la que muchas veces nos vemos sometidos en las organizaciones y es la de exigir un liderazgo externo sin haber cultivado el interno.

Un líder viene de dentro hacia fuera, primero aprende unas bases para su propio liderazgo y comprensión y es en ese momento de coherencia cuando puede empezar a exteriorizar y compartir hacia el exterior, hacia su equipo.

Asertividad

Aprender a comunicarse de forma asertiva agiliza los trámites en esta posición y evita muchos malentendidos.
Preguntarnos cuando estamos comunicando de forma poco asertiva y cuál es su origen nos harán crecer en nuestra posición y en nuestro liderazgo interno.

Ante situaciones de estrés, tensión por entregas cercanas, presentación de ofertas, etc… la asertividad, es una gran aliada que permite reconducir estas situaciones cuando el caos empieza a adueñarse del equipo.

Responsabilidad

La compañía requiere del compromiso y la responsabilidad de todos los empleados, no hay duda. No obstante, hay diferentes tipos de responsabilidad que cubrimos con cada perfil. El empleado recién incorporado puede tener una responsabilidad de ejecución, de entregas, de realización de tareas concretas.

El mando intermedio requiere de una responsabilidad de hacerse dueño de su toma de decisiones y los resultados que ello conlleve. No se trata de flagelarse cuando los resultados no son los previstos, se trata de tomar acción, identificar errores y liderar la propuesta de reconducción.

Cuestionar los procesos internos

A un mando intermedio no se le debería pagar únicamente por ejecutar trabajos sino por pensar, por tener una mente crítica. Es fácil dejarse llevar por los proyectos actuales y seguir los procesos preestablecidos, pero ahí no hay ningún aporte extra.

Toda organización que comprenda el valor de sus miembros potenciará el espíritu crítico, la mejora continua que los roles intermedios pueden proponer con conocimiento de causa.
A medida que cuestionas con criterio y aportas posibles soluciones a la compañía se te va integrando en la toma de decisiones.

5 claves para tomar acción como mando intermedio

Alza tu voz

Muy relacionado con el punto anterior sobre cuestionar los propios procesos, si no alzamos la voz nadie podrá apreciarlo.

Alzar la voz no es ser irrespetuoso, es hacerse oír de forma educada y con el fin de aportar al bien común de toda la empresa.

Gracias a ello, se gana autoridad y se sube la propia autoestima.

Si éste es un punto de bloqueo para ti, te sugiero que empieces con metas muy concretas. Por ejemplo, déjate oír tu opinión en una reunión con tus superiores o comparte con algún miembro de tu equipo si no estás de acuerdo con su forma de afrontar un reto.

El éxito aquí no lo marcará que consigas convencer a todo tu alrededor, sino que te atrevas a alzar tu voz cada más en más contextos diferentes.

Es una habilidad que se entrena de fuera hacia adentro. Primero debes coger la iniciativa sin pretender sentirte seguro y confiado. Tu atrevimiento, te hará ganar confianza en ti mismo.

Puedes profundizar sobre comunicación en el artículo Estilo comunicativo de un manager IT: Qué es y su importancia

Piensa fuera de la caja

Al rendirnos al status quo sabremos que seguimos lo esperado, tendremos resultados aceptables, en línea con la trayectoria, pero no podremos llevar a nuestro equipo a la excelencia.

Decíamos que un mando intermedio no aporta su valor sólo siguiendo protocolos y limitándose a cumplir instrucciones de la directiva. Su valor está en su capacidad creativa, su habilidad para resolver desafíos de forma diferente.

Esas nuevas perspectivas pueden llevar a toda la organización hacia un nuevo rumbo, siempre que se expongan ante la directiva.

Para entrenar esta habilidad, te sugiero este ejercicio:

Cada semana dedica media hora en escoger 2 de los retos que tu equipo y/o tu habéis afrontado. Para cada uno de ellos, piensa diferentes formas en las que se podrían haber solventado. Se valen locuras. Todo se basa en la práctica, por lo que en cuanto más acostumbres tu cerebro a crear diferentes caminos de resolución, más fácil será proponerlos cuando te enfrentes a los retos por primera vez.

Coge el poder de tu posición

No hacerse pequeño es todo un reto cuando venimos de esa evolución natural que comentábamos, la que suele afectar a las empresas tecnológicas.

Cuando el crecimiento nos posiciona en una relación de liderazgo ante antiguos compañeros, es clave coger ese poder que se ha ganado, seguramente de forma muy merecida.

Intentar camuflarse entre el equipo y seguir siendo uno más, no es coger las riendas de la nueva posición y no hace bien ni a uno mismo, ni al equipo ni a la empresa.

Coger el poder de la posición pasa por ser asertivo, ser crítico y responsabilizarse de los deberes y el bienestar del equipo. ¿Por dónde no pasa entonces? No pasa por marcarse como superior ni tampoco por colgarse medallas.

Haz el ejercicio de ser consciente tanto de los deberes como de los poderes de tu posición, escríbelos para integrarlos mejor.

Al lado de cada poder y de cada deber, anota el beneficio que te aporta a ti, a la empresa ya tu equipo. Esa reflexión te traerá el motivo real de llevarlos a cabo, disminuirá la posible vergüenza e inseguridad que sientas al aplicarlos.

Conviértete en un canal para los valores de tu compañía

Eres un canal de doble sentido, de forma continua. Como nexo de unión, te corresponde hacer llegar los valores a tu equipo. No tratamos de imponer sino comprender si todos estamos en la misma vibración.

Para crecer de forma sana dentro de una compañía debemos creer en sus valores y compartirlos en su gran mayoría. No tienen que coincidir con los valores personales, pero es importante que resuenen con nosotros si queremos transmitir coherencia al equipo. Si hay valores que nos crujen, es fácil que nos distanciemos del rumbo preestablecido y eso mismo será lo que transmitiremos al resto de colaboradores.

Marca el rumbo por y para tu equipo

Por un lado, teníamos el rumbo de la empresa que estará capitaneado por el equipo directivo, por el otro, existe el rumbo de nuestro equipo donde jugamos un papel importante.

No se trata de limitarse a trasladar los objetivos de empresa en metas e hitos concretos para el equipo. Vamos más allá, cuidando del sentimiento de pertenencia y el rumbo colectivo.

En momentos de mucha tensión, no es suficiente con tener claro las tareas a llevar a cabo, es el momento de remar con el equipo y liderar ese motivo común que nos mueve.

¿Cómo llevarlo a la práctica? Sugiero una combinación de sesiones de equipo para generar ese movimiento colectivo y por otro lado, las sesiones individuales para detectar cómo de cercano o alejado se encuentra cada miembro de los valores de equipo.

Ahora ya tienes una buena caja de herramientas, tanto si ya utilizabas algunas de ellas como si no, te animo a experimentar para llegar a la excelencia.

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